Ciberespacio y Educación
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31 de marzo de 2015
Georgina Contreras Santos, México. IBERCIENCIA. Comunidad de Educadores para la Cultura Científica.
Definir el Ciberespacio como un espacio virtual de interacción supone, reconocer que se ha creado un ámbito en el que no vivimos alucinados, sino plenamente humanos, desarrollando partes de nuestras potencialidades.Reconocer que la calidad de la tarea docente, ya sea con apoyo en recursos digitales y/o en los nuevos entornos virtuales, depende de la capacidad y de las virtudes humanas alrededor de estos nuevos recursos, la docencia en el ciberespacio impone cambios de paradigma. Es necesario cambiar la actitud de docentes expertos por la de facilitadores, asesores y orientadores. Hoy la docencia requiere más de guías y asesores, que de catedráticos.
Definir el Ciberespacio como un espacio virtual de interacción supone, reconocer que se ha creado un ámbito en el que no vivimos alucinados, sino plenamente humanos, desarrollando partes de nuestras potencialidades.Reconocer que la calidad de la tarea docente, ya sea con apoyo en recursos digitales y/o en los nuevos entornos virtuales, depende de la capacidad y de las virtudes humanas alrededor de estos nuevos recursos, la docencia en el ciberespacio impone cambios de paradigma. Es necesario cambiar la actitud de docentes expertos por la de facilitadores, asesores y orientadores. Hoy la docencia requiere más de guías y asesores, que de catedráticos.
El Ciberespacio como un espacio virtual de interacción,existe solamente como espacio relacional; su realidad se construye a través del intercambio de información; es decir, es espacio y es medio. Una red sin interacción entre sus miembros deja de ser una red; la red existe porque existen relaciones entre sus integrantes.Ciertas tareas que antes era necesario realizar físicamente, ahora se pueden realizar a través de escenarios virtuales alojados en el Ciberespacio. En muchos casos, la eficacia del mundo virtual ha hecho desaparecer del mundo real elementos que no hace mucho parecían firmemente anclados en nuestro entorno material.
En ocasiones, se entiende el Ciberespacio como una gran acumulación de información. Esto es cierto, pero no es lo básico. No dejaría de ser simplemente una gran base de datos en la que los usuarios se limitarían a localizar información y saldrían como de cualquier biblioteca. A diferencia de otros medios -el Ciberespacio es también medio-, permite la convivencia, la construcción de relaciones de diversos tipos y grados. Es, en efecto, espacio en todos los sentidos, aunque sea virtual.
El vínculo entre educación y tecnologías digitales está en constante evolución.Hoy, educar en el ciberespacio es una acción que requiere, además del dominio de nuestra especialidad, del conocimiento y uso habitual de las tecnologías digitales.
Reconozcamos que la docencia en el ciberespacio no sólo se traduce en retos para los docentes, pues el aprendizaje en el ciberespacio también significa un desafío para las/os alumnos. Lo es en la medida en que impone nuevas formas de aprendizaje. Para comprobarlo basta la siguiente reflexión. Ser estudiante virtual o usuario de recursos digitales, implica aprender sobre los contenidos específicos del programa educativo, tanto como aprender sobre el uso del programa informático, de los recursos y herramientas digitales, inherentes al programa mismo.
El ciberespacio se está convirtiendo en un dimensión alterna donde suceden hechos que, de una manera u otra, están transformando nuestra percepción. Sabemos que ahí, entre otras cosas, es el lugar donde estamos creando la sociedad de la información y tenemos la esperanza, a diferencia de quienes ya la proclaman constituida, de estar construyendo la llamada sociedad del conocimiento. Esa dimensión alterna es donde se desarrolla la docencia virtual. La incorporación de las tecnologías digitales a las prácticas educativas ha generado un vínculo con el que la educación se ha planteado el uso y aprovechamiento estratégicos de los recursos digitales.
La docencia requiere estrategias pedagógicas, recursos y apoyos didácticos, así como canales diversos de comunicación entre docentes y estudiantes. En cierta medida, podemos afirmar que la tecnología educativa allanó el camino a las tecnologías digitales. De esta forma, docentes y estudiantes de generaciones actuales, no se han sorprendido al pasar de la proyección de acetatos a la presentación con apoyo de programas como Power Point, ni del audiovisual al multimedia. Desde hace algunos años, en mayor o menor medida, la diversidad de recursos didácticos para la docencia se ha visto enriquecida, en tanto conocemos e incorporamos recursos tales como: programas multimedia en línea o en soportes ópticos, el uso estratégico de la red digital y del correo electrónico, así como, en algunos casos, simuladores en entornos de Realidad Virtual. Los nuevos recursos digitales han encontrado un espacio en aulas, laboratorios y auditorios. Sin embargo, hasta hace unos años aún no existían más canales de comunicación que los tradicionales. El uso del correo electrónico y los foros de discusión, comienza a ganar un lugar en las estrategias de comunicación entre docentes y estudiantes y entre pares. La incorporación y/o el desarrollo de herramientas, recursos y medios digitales, se está convirtiendo en un apoyo al modelo presencial.
Uno de los desafíos más controvertidos a la brecha digital se suma la "brecha generacional". Quizás nuestra generación está viviendo una situación inédita en la historia de la humanidad. Hoy es común que los niños enseñen a los adultos a manejar aparatos, herramientas y programas informáticos. Esto no es otra cosa que la suma de la brecha generacional a la digital. Con frecuencia me encuentro ante la necesidad de manejar equipos electrónicos, soportes digitales, paquetería informática, etcétera que los estudiantes utilizan con mayor habilidad. Siempre insisto en que, quizá la nueva generación sabe el cómo y que frente a esto, nuestro papel es tener muy claro el para qué; quizás sería de uilidad cambiar la actitud de docentes expertos por la de facilitadores, asesores y orientadores. Hoy la docencia requiere más de guías y asesores, que de catedráticos. Si bien el libro sigue teniendo un valor educativo inconmensurable, es necesario considerar el valor de las diversas fuentes digitales de información y no sólo el libro de texto como fuente privilegiada. Los nuevos recursos digitales han generado una confluencia y enriquecimiento de fuentes de información.
Finalmente es claro que la docencia en el ciberespacio sólo puede hacerse con imaginación y creatividad, así como con la actualización, a manera de formación continua. Ya que, el entorno actual nos convoca a formar personas con capacidad de análisis, flexibles y en constante actualización en el uso de las TIC, por lo que, en la docencia actual no se trata simplemente de enseñar, sino de enseñar a aprender, de aprender a aprender y aprender a enseñar.